Batallas de El Espectador por su credibilidad
El periódico El Espectador surgió en Medellín hace 130 años con el objetivo de defender las ideas liberales de los derechos ciudadanos, como la igualdad y la inclusión. Por Los Derechos Humanos conversó con el director del diario, Fidel Cano.
Este diario pasó por crisis de todo tipo: económicas, de credibilidad y sufrió un atentado con una bomba en 1989 por parte de Pablo Escobar.
El periódico sí sigue defendiendo ideas liberales: “Creímos que todas esas ideas eran sólidas de la democracia liberal, pero están muy amenazadas y no tienen mucha hinchada. Las mayorías están tratando de imponer un regreso a las ideas más conservadores. Esas ideas liberales no son tan populares, pero es un momento para defenderlas”, aseguró Cano.
Según Fidel, quien hace parte de la descendencia de la familia Cano, la idea no es imponer las ideas como un guión, sino establecer un diálogo en el que se encuentren puntos comunes o dimensionar las razones del porqué la gente tiene sus convicciones.
Y la credibilidad es uno de los puntos más cruciales en este ejercicio del periodismo, tanto así, que de ahí se deriva lo demás.
Al inquirir a Fidel Cano sobre el condicionante por parte del grupo empresarial Santodomingo a este medio de comunicación tras adquirirlo por la crisis económica que enfrentó, ésta fue su respuesta.
“Lo bueno es que el grupo empresarial Santo Domingo ha sostenido un periódico que pierde cerca de 13 mil millones de pesos al año, y ellos año tras año han puesto la plata para que El Espectador siga viviendo. No he tenido en mis trece años como director del periódico la primera llamada de Alejandro Santomingo a decirme ¿por qué dijo esto? O diga esto. Yo los veo en la junta y nada más. Dicho eso, valoro que ellos valoran ese legado, aunque soy consciente que no es lo mismo un periódico en manos de una familia periodística y con ese norte, a que hoy en día sea parte de unos señores que lo ven como un asunto de responsabilidad empresarial” contó Cano.
Incluso puso dos ejemplos. El primero ocurrió cuando el Grupo Santodomingo tenía una operación en los Llanos Orientales de logística, no de cultivo, pero era pegado al proyecto de Riopaila. Todo el montaje era para hacer el transporte de los alimentos de esta empresa. En su momento el Espectador denunció estas operaciones con la tierra, eso generó un problema con el grupo porque era su socio de transporte. A los seis meses cerró ese negocio, y según el director, nunca le dijeron nada.
El segundo tiene que ver con una columna de Salomón kalmanovitz con duras críticas al grupo de Bavaria por evasión de impuestos, y tampoco le insinuaron nada al director.
Más adelante se sinceró y confesó que en los primeros años en que cayó en manos de este grupo en 1996, en los que hicieron millonarias inversiones para sostenerlo, este impreso de ideas liberales, perdió el foco porque se intentó utilizar políticamente y debido a eso perdió muchos lectores.
Devolviéndose en la historia rememora otro golpe que minó su credibilidad, en los años 80 el grupo económico más fuerte del país, en ese entonces, Gran Colombiano, liderado por Jaime Michelsen Uribe tuvo una rencilla con el diario porque éste comenzó una serie de investigaciones, las cuales develaron autopréstamos que utilizaban el dinero de los ahorradores para hacer crecer este emporio empresarial.
Cuando comenzaron las investigaciones a ese grupo económico, desde él, cancelaron toda la pauta publicitaria en el periódico como la de Cine Colombia, con el objetivo de ahogarlos financieramente.
“Todos los días decían que el medio decía mentiras, que no tenía credibilidad y que iba en contra de la propiedad privada. La pregunta sería: si la decisión fuera hacer una investigación como esa ¿qué decisión tomaría esa junta directiva a la que yo voy? ¿Total respaldo o dirían que se le está yendo la mano? Es una duda que mantengo y ojalá no se dé, hay una diferencia de un periódico en una familia periodística a un grupo empresarial, aunque estemos en buenas manos”, relató el director de El Espectador.
La presión es dura porque los mismos periodistas tienen poca confianza de la ciudadanía, hay una presión del Estado frente a quiénes hacen su labor y minar la credibilidad de alguien con las redes es muy fácil.
“La presión más fuerte hoy en día, está por el lado de la batalla por la credibilidad, realmente las posibilidades de acabar con alguien a través del fenómeno de las redes a quien se sale del carril es fácil. Cuando a uno le minan la credibilidad es muy fácil derrotarlo”, concluyó Fidel Cano.
¿Tienen credibilidad los grandes medios en Colombia?
Reflexiones
- “Al poder no le gusta a la libertad de expresión. Siempre hay una intención de que nadie se salga del carril. Hay una tolerancia pero si alguien toma la curva, la idea es que todos los medios vayan por el mismo riel y creo que hay presiones muy fuertes, uno las puede superar, pero el desgaste es grande. No tenemos leyes de prensa, no hay censura, pero evidentemente les va mejor económicamente a los medios que son más “aconductados”. El cuarto poder, ya no es tan cuarto poder”.
- “En México muchos periodistas están tirando la toalla y vienen a este diario a ver la experiencia que vivió durante la época del narcotráfico, para ver qué pueden aprender y es difícil decirles que deben ir hasta el final cuando está de por medio la vida. Teóricamente si uno está en periodismo debe ir hasta el final, sino estás traicionando al periodismo y a la sociedad”.
- “El negocio del periodismo está perdido, yo creo que lo vamos a encontrar, pero el negocio de publicidad no va a sostener el periodismo como lo hacía antes. La publicidad en internet está más dispersa y más barata, además tiene unos monstruos como Facebook y como google que se llevan toda la plata. Hoy en día, todos los periodistas trabajamos el doble de antes, les producimos todos los contenidos a esos gigantes y ellos se llevan toda la plata”.
- “Hemos tenido varios problemas con algunos editoriales, especialmente con militares, con iglesias y con una sonrisa pícara dijo ´y con algunos exprocuradores´”.
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