¿Cuál es la verdadera paz? | por los derechos humanos

¿Cuál es la verdadera paz?

Nos han hecho creer y nos han querido vender las negociaciones en la Habana como la verdadera paz que el país necesita, si bien es un paso importante, ya conocemos las experiencias anteriores en las que un mal posconflicto ha derivado en la violencia urbana que se muda a las ciudades.

Con una estrategia negra el partido político más influyente de Antioquia logró que Colombia le dijera no al plebiscito, y en ese caso medimos la inteligencia del país (aunque sea para eso sirvió esta experiencia), lo que demostró que no estamos preparados políticamente para votar a conciencia y nos dejamos llevar de imaginarios como que le van entregar el país a las FARC o que nos va a gobernar la izquierda, nada más lejos que eso.

Desde este medio no saldríamos a votar por las FARC ni recomendamos hacerlo, pero consideramos que estos personajes le aportan a la democracia planteando su discurso, aunque con los debates en el Congreso ya se están quemando solos, sin embargo, esto favorece una construcción en la que da cabida a múltiples voces y a quienes menos les conviene es al CD.

Este paso de hacer los acuerdos hay que verlo como lo que es: un paso pequeño que puede ayudar a mermar la violencia y un espacio para mejorar la democracia.

Les recordamos que en los 90 el país nunca respiró un optimismo tan grande frente a la tan anhelada paz porque Pablo Escobar estaba preso, la mayoría de las guerrillas y las autodefensas en procesos de desmovilización y prácticamente desmontadas, pero luego estos grupos se volvieron a reacomodar y mutaron a otra especie de grupos delincuenciales o con la misma ideología, aunque con diferente nombre.

Por eso desde este medio concebimos la paz como algo integral. Dejar las armas y hacer un acuerdo es un paso enorme que Colombia debe apoyar, pese a que todos tengamos nuestro escepticismo por las circunstancias; pero la verdadera paz se construye en el territorio, mejorando la desigualdad, la salud, cuando la educación superior no sea un privilegio y cuando las personas tengan sus necesidades básicas satisfechas para que puedan llegar a otro tipo de valores más trascendentales, y solo en ese entonces, pongámonos a hablar de paz.

 

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