Desconfianza de lo público | por los derechos humanos

Desconfianza de lo público

 

La desconfianza institucional, comunitaria y de lo público está desbordada. El escepticismo pulula por todas partes: la padecen las Juntas de Acción Comunal, las organizaciones sociales y por parte del Estado se encuentra la Administración Municipal de turno, y ni hablar del Gobierno Nacional.

Nos pesó a ver votado por Justi-Fico, él mismo que no aceptó sentarse con un guerrillero, pero que salió ante todos los medios tradicionales a justificar las reuniones que mantuvo su secretario de “seguridad” con las bandas criminales ¡Qué paradójica es la vida! Pero ambos grupos de extrema ideología deberían ser medidos con la misma vara. Incluso, al paso salió una iniciativa ciudadana que fue a limpiar las instalaciones de la Alpujarra porque la Administración está sucia.

El Ministerio Público no se pronunció al respecto, la Contraloría ni se diga y todo apunta a que se llevarán a cabo las audiencias de tal manera que se decida de una forma conveniente para esta Alcaldía, que contó con el respaldo de TODOS los concejales, hasta la oposición, y al día siguiente de lo sucedido el tema pasó de agache en el Concejo de Medellín, como es usual con los temas más trascendentales en los medios nacionales.

La reflexión sobre lo público debería ser un espacio para pensarse la ciudad, mejorar nuestras expectativas de vida y aunque sea buscar procesos de convivencia donde podamos habitarla de manera tranquila, así no nos gustemos y lleguemos a acuerdos en los que logremos vivir con la diferencia.

No es por hablar o creernos los dueños de la moral, pero hay muchas cuestiones que no andan bien en la ciudad, quizás nombrándolas tampoco se arreglen pero se pueden poner en los ojos de la opinión pública para un merecido y pertinente debate.

Desde la secretaría de Participación Ciudadana, ISVIMED y Planeación hay muchas irregularidades,  solo por nombrar unas. De la primera hay contrataciones estancadas con los mismos líderes que coartan la participación (incluso contratan con algunos que no son bachilleres) avalando todo por conveniencia recíproca, El Instituto de Mejoramiento de Vivienda rara vez cumple sus metas y ni hablar de sus promesas de vivienda que algunas llegan en mal estado y algunas nunca llegan a su destino, y de planeación ni cara tienen para decirle mentiras a la gente con tal de tenerlas pasivas, mientras su patrimonio se pierde por efectos del Plan de Ordenamiento Territorial.

Lo más grave es que si desde lo institucional no hay confianza ciudadana, desde los organismos y mecanismos de participación ciudadana de base sí que menos y traemos algunas experiencias que hemos evidenciado por experiencia propia.

Algunos defensores de Derechos Humanos son los principales infractores de ellos con nexos non sanctos (no es por estigmatizar más al gremio, hay gente muy buena trabajando), a las JAC y JAL les pasaron factura por no comprometerse socializando el POT y las ONGs están siendo marcadas por su interés lucrativo más que por su función social. Si desde abajo las cosas no caminan, arriba no cambia el cuento: el secretario de seguridad parece ser un delincuente, el exdirector de la Fiscalía regional de Medellín con su hermano implicado por el paramilitarismo. Está bien que todos tenemos una filosofía de vida y unos principios que posiblemente en la práctica se pueda fallar, algo diferente es obrar a la inversa de lo que se pregona ¿Entonces en qué estamos?

Todo este ambiente genera más apatía ciudadana por la política, por lo público y lo que nos concierne a todos. Ese precisamente es el mensaje contra el que hay que luchar, pese a esta realidad apabullante, porque participar y hacer parte de lo público es más que votar, es buscar soluciones a las problemáticas de las comunidades, es construir escenarios donde se pueda debatir y gestionar desde lo local.

Posiblemente de los candidatos presidenciables que hay, pueda llegar por el que usted vaya a votar y por cómo es de cambiante la política a los tres meses usted se arrepienta de haber botado su voto, porque eso rara vez cambiará la situación en su comuna, en su ciudad o su país. Lo único que lo cambiaría sería que empezáramos por modificar la visión cómoda frente a lo público de solo querer vivir para beneficio de nuestra vida privada.

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