La crisis climática global y local es irreversible
Imagen: Alcaldía de Medellín, tomada de: www.rcnradio.com/colombia
Fecha: 21/11/2022
Por: Carlos Arturo Cadavid Valderrama
- A propósito de la Conferencia sobre el Cambio Climático en Egipto (COP27):
Decir que Colombia está en riesgo permanente a causa de la contingencia climática, no es nuevo, aunque con mayor profusión se habla del tema sin tanto editorial desde hace cinco años y cada vez con mayor insistencia. Pareciera que la novedad es mostrar las secuelas trágicas de tan enorme calamidad que sufrimos como humanidad y paralelamente darnos golpes de pecho por la insuficiencia de políticas públicas, eficientes, eficaces y oportunas.
Surgieron, en consecuencia, cientos de organismos privados y públicos, sociales y colectivos ambientales cargados de la energía que suministra los fondos públicos y privados, nacionales o internacionales, poniendo, ahora sí, y a través del uso del descomunal avance de las tecnologías de las comunicaciones, el asunto del cambio climático de moda. Es como si a medida que se acortara el tiempo sin haberse tomado decisiones fundamentales que traten de mitigar, disminuir o atemperar las secuelas que ya se viven por el cambio climático o crisis climática o caos climático (como se quiera decir), afloraran miríadas de entidades y colectivos muy bien financiados, llamando a la emergencia global y local. Nunca antes como este último año en Medellín se habían realizado tantos eventos que ya ni caben siquiera en el calendario de la red más frecuentada como es Facebook. Hacen una labor muy importante en este momento y lo seguirán haciendo, no se puede negar.
Las organizaciones de base, comunitarias, comunales, populares, gremiales, sindicales, colectivos, con o sin personería jurídica, la gran mayoría ni se dan por enteradas ni cuentan con los canales indispensables para una mínima labor informativa o ni les interesa. Pero hay otra realidad que no se puede obnubilar: existe un cúmulo de ciudadanos, organizados y no organizados, que debaten en Colombia sobre el cambio climático, el calentamiento global y los gases de efecto invernadero desde hace decenios, sin obtener la influencia que depara el músculo financiero del patrocinio y del cual depende hoy gran parte de las entidades que pregonan las buenas y las malas nuevas de la crisis climática. Todos haciendo fuerza común por un asunto común, la casa común, seguramente. Los medios tradicionales, privados, sobre todo, lo siguen haciendo marginalmente. Es muy plausible la labor cultural informativa y educativa que de manera excepcional han desarrollado hasta hoy los canales y medios institucionales, regionales y académicos.
La disparidad y la inequidad norte sur también se refleja en este debate y especialmente en la forma, la oportunidad y la eficacia de las políticas públicas que afronten la realidad de un planeta degradado cada vez más y donde ya no valen los llamados de las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, cuya versión COP27 se desarrolló en Egipto del 8 al 18 de noviembre de 2022. La primera data de 1979, celebrada en Ginebra, Suiza, hace 43 años y condujo a la creación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés), conformada por científicos de muchos países, cuyas evaluaciones cada vez y desde entonces cayeron en el vacío de un mundo enardecido por los conflictos políticos, las guerras y el pulso de las grandes transnacionales que representan economías hegemónicas. La COP27 tiene como propósitos fundamentales “… adoptar medidas en ciertas cuestiones esenciales para hacer frente a la emergencia climática, que incluyen desde la reducción urgente de las emisiones de gases de efecto invernadero, el fortalecimiento de la resiliencia y la adaptación a las consecuencias inevitables del cambio climático, hasta el cumplimiento de los compromisos de financiación de la acción climática en los países en vías de desarrollo…” y “… conseguir que se renueve la solidaridad entre los países para cumplir el histórico Acuerdo de París, que se adoptó en beneficio de las personas y del planeta.” (www.un.org/es/climatechange/cop27).
En el primer día de debates el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, llamó a trabajar por las personas y el planeta y en tono pesimista indicó que “La humanidad tiene que elegir: cooperar o perecer. Es un Pacto de Solidaridad Climática o un Pacto Suicida Colectivo”.
Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, interpeló a los asistentes sobre la urgencia de las medidas que aconseja la situación del momento para salvar a la humanidad de la anunciada catástrofe y, basado en que “Es la hora de la movilización de toda la humanidad para enfrentar la crisis climática”, propuso un decálogo de propuestas al respecto (será materia de otro artículo).
Ya desde el 1 de noviembre de 2022, el gobierno colombiano había decretado “el desastre nacional para atender a los damnificados por la temporada de lluvias y del fenómeno de La Niña que se han registrado en los últimos meses y que prevé que se mantendrán causando mayores daños.” El Decreto 2113 expedido “le permite al gobierno central responder a las emergencias causadas por las intensas lluvias de manera más ágil, priorizando el dinero disponible en el presupuesto nacional. De forma individual, más de 300 municipios habían declarado la calamidad pública y pedido ayuda del gobierno central.” (En: www.infobae.com/america/agencias/2022/11/01).
Hoy los gobiernos de los países más desarrollados desde el punto de vista capitalista le quieren poner las mayores cargas de la responsabilidad a los países en desarrollo, después de décadas de hacerle conejo a sus propios científicos, académicos y a la sociedad civil y de degradar sus territorios hasta el agotamiento. Lo cual no quiere decir que debamos quedarnos impávidos, porque nos corresponde, en forma individual y colectiva aportar nuestro granito de arena en las soluciones que creamos necesarias y podamos realizar para contribuir con los acuerdos alcanzados, a pesar de que ya es demasiado tarde para detener la crudeza de las olas invernales y de calor inmediatamente.
Colofón: El pasado 22 de octubre el Movimiento de Laderas de Medellín (Comuna 8), con la solidaridad y apoyo de otras organizaciones sociales, entre ellas AIH Colombia, Junta Cívica Paraje El Pinar (Fuente Clara) y Comité Ciudadano de El Volador (Comuna 7), en la asamblea comunitaria de acción climática que sesionó en el Concejo Municipal de Medellín, con nutrida asistencia, reclamó medidas concretas de atención para prevenir y mitigar las secuelas climáticas y la misma Secretaria de Ambiente, presente en el recinto, prometió que muy pronto se declararía la emergencia climática en la ciudad de Medellín.
(*) Socio de la Fundación Historias Contadas, de la Escuela Nacional Sindical y abogado voluntario de la AIH Colombia.