La memoria como mecanismo de resistencia | por los derechos humanos

La memoria como mecanismo de resistencia

La memoria institucional usualmente suele trastocar y deformar el proceso de lucha colectivo que se han dado muchas comunidades para reivindicar sus derechos, sin embargo, las víctimas del conflicto armado o las poblaciones con enfoque diferencial construyen desde sus vivencias y las experiencias el relato de resistencia, articulación y de dolor frente a la vulnerabilidad en que se encuentran. 

Casualmente, en la ciudad de Medellín, el Museo Casa de la Memoria surgió en el Parque Bicentenario, lugar en el que desalojaron a cerca de 115 familias para construir, paradójicamente, el lugar en el que se narrarían las desgracias y reivindicarían a  las víctimas del conflicto armado (Institución que surgió para reivindicar a las víctimas se paró sobre la revictimización de otras). Obviamente quedando por fuera de la exposición las personas que han sido víctimas del desarrollo y el desarraigo, en una ciudad que se vende bonita y comercial ante el mundo, pero que expulsa y deja sin una vivienda digna a sus pobladores. Entrevista de lideresa afectada por este proceso:  

 

Recientemente la ciudad vivió un proceso de planeación urbana con el acuerdo 48 de 2014 que reglamenta el actual Plan de Ordenamiento Territorial (obra y gracia del candidato a la Gobernación de Antioquia Aníbal Gaviria), dentro de él se creó el proyecto urbanístico Cinturón Verde, obra que iba a expulsar de la comuna 8 a miles de familias que están asentadas en Villahermosa, pero lo grato de esta historia, es que la comunidad se unió, se articuló y logró hacer movilizaciones y denuncias públicas que evitaron que se construyera una obra más para la estadística, lo cual cimentó su permanencia y la defensa de su territorio. 

Recordemos que la historia narra los hechos, mientras que la memoria narra las experiencias o las vivencias de lo que ocurrió. Nos han vendido solo el dolor desde este Museo Institucional, pero el contexto de las comunidades ha sido muy amplio y han dejado por conveniencia o por apatía, los procesos de resistencia que han librado todas las comunidades por defender lo que les pertenece, creando la falsa idea de que todo el que se levanta se muere o de que con la lucha colectiva no se logra nada.

Hay diferentes historias de procesos de lucha y resistencia contra las empresas privadas que delimitan el uso del territorio, avaladas por la Alcaldía de Medellín, y como se ha referenciado anteriormente, sin el más mínimo proceso de garantías de derechos humanos o con compensaciones económicas que no alcanzan para adquirir otra vivienda digna. Feriando el patrimonio de los ciudadanos sin el más mínimo recato. 

La comunidad de los Ranchitos son 25 familias desplazadas, dentro de las que hay 120 personas y 57 menores, la mayoría son de Urabá o expulsadas de otras comunas de Medellín. Los desalojaron con 500 efectivos del ESMAD, les dieron tres meses de arriendo y los dejaron en la calle, pero libraron una batalla jurídica que ganaron, por lo cual el Consejo de Estado falló a favor de esta comunidad exigiendo al Estado garantizar una vivienda digna. 

Por eso, seguimos insistiendo que hay que ubicarse desde las organizaciones de base, los colectivos y los medios alternativos que tienen el poder de dar a conocer lo que pasa desapercibido ante la opinión pública frente a la otra cara de la ciudad, la realidad que esconde detrás de los galardones que ha recibido a nivel internacional como ícono del urbanismo. 

A manera de resistencia, consideramos que la memoria la construimos entre todos e intentamos hacer un aporte más valioso cuando no nos dejamos cooptar de la versión institucional que suele tener intereses económicos o políticos, la verdad y la memoria se encuentra en las comunidades. 

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