¿Se están robando las recompensas por capturar delincuentes y dejando a los colaboradores en riesgo? | por los derechos humanos

¿Se están robando las recompensas por capturar delincuentes y dejando a los colaboradores en riesgo?

Foto: Policía

Fecha: 18/04/2023

Por: Andrés Ríos

 

El homicidio de la joven Paula Restrepo, de 18 años, causó indignación en el municipio de Andes en 2022; tanto, que provocó una marcha ante el acto criminal perpetrado por Carlos Arturo Mora, caficultor que habría supuestamente desaparecido, violado y asesinado a la estudiante de once.

Primero habían capturado al presunto homicida en Andes, cuando le estaban realizando los exámenes en el hospital del municipio, para determinar si era el responsable de estos hechos, Carlos Mora se logra volar de las autoridades.

El transportador Wilson Arguello Guerrero de la flota Rápido Ochoa, cuenta que el presunto homicida abordó el bus en Andes, al principio no lo descubrió, pero ante su actitud sospechosa,  en el trayecto comenzó a preguntarle sobre su vida porque su cara le parecía conocida. Luego vio su imagen en internet de que era el responsable del asesinato de Paula Restrepo.

Contactó a la Policía de Antioquia y a la empresa de transporte para la que trabajaba cuando iba por Bolombolo. Luego el subintendente Cristián Moreno, Henry Peña y el patrullero Juan Esteban Arango se le acercan en una patrulla entre Santa Fe de Antioquia y San Jerónimo, por lo cual él les entrega a Carlos Mora. Abrió la puerta del bus, le dio un golpe y les dijo que ahí tenían al presunto homicida que tanto estaban buscando; aunque contradictoriamente, las autoridades crearon un vídeo simulando la captura.

“El comandante de Policía de Antioquia, coronel Daniel Mazo, salió al otro día diciendo por todos los medios de comunicación que gracias a la labor operativa de la Fuerza Pública capturaron al delincuente, pero no hicieron nada, porque se les voló teniendo que capturarlo yo, y por eso perdí mi trabajo, mi tranquilidad y todo lo que había conseguido en Medellín”, aseguró el denunciante Arguello Guerrero.

Por haber hecho algo heroico o sin saber cómo nombrarlo, empezó a recibir amenazas de personas, después de que lo despiden de su trabajo, sin justa causa; cuando el jefe de operaciones de su empresa le dijo que “dejara las cosas así”, que había hecho una labor social muy valiosa. Él insistió en reclamar y lo despidieron sin más ni menos.

Hasta Wilson Arguello quedó con un audio en el que un uniformado de la Policía le reconoce su labor: “Wilson, buenos días, pues hermano bien, aquí estamos a la espera de que vengan los de la Sijín y eso para que se lleven a ese man, y al coronel comandante del departamento para comentarle la situación suya porque la orden que tenemos es explícita en decirle a mi coronel cómo fueron los hechos pa´ que usted reclame su vaina”.

A los 4 días, la gente de su barrio donde vivía en la comuna 5, se dio cuenta que había entregado a este delincuente, entonces empezaron algunas personas a curiosear y otras a decirle que era un sapo.

“El barrio tiene mucha gente con muchos calentaos y con vainas de gente que vende vicio. Yo no tenía problemas con nadie ni con nadie me metía, hasta que se enteraron de la situación y me señalaron como el sapo. Se me acercó un tipo y me dijo que si había visto mucho o qué. Nadie tenía conocimiento de lo que yo había sabido, ¿entonces cómo se enteraron?”, es lo que se pregunta Arguello.  ¿Lo sapió la fiscalía o las autoridades impertinentes? Esto desencadenó en algo que comprometió su vida y le tocó irse para Bogotá dejando todas sus pertenencias en Medellín.

Posteriormente, empezó a reclamar la recompensa de 50 millones de pesos que ofrecieron Fiscalía, Gobernación de Antioquia y la Policía del departamento públicamente. Incluso, envió un derecho de petición al coronel Mazo que nunca lo atendió, le envió un derecho de petición a la Gobernación y tampoco hubo respuesta.

“A mí la institucionalidad me parece que está por el suelo, es una mierda servirle a este país, porque ni la Fiscalía, ni la Policía, ni la Gobernación de Antioquia vino a decirme nada. Ni el secretario de gobierno, ni el general Mazo, ni el director de Fiscalía. Comencé a recibir amenazas y me fui porque no creo en las autoridades. Quiero que todo el mundo se dé cuenta que colaborar en Colombia no sirve, que eso es problema de la Policía y de la Fiscalía. Si usted como civil quiere dañar su tranquilidad denuncie a quien sea, es mejor no denunciar a si estén dando o no dinero, porque eso va a cambiar su vida, pero para mal. Al principio no lo hice por la recompensa, pero luego la busqué porque considero que la tengo bien merecida. Pude haber ganado más quedándome callado”, concluye Arguello.

Aunque establecimos contacto con la Fiscalía, la respuesta que nos dieron es que ellos no eran los encargados de las recompensas por lo que debíamos hablar con Gobernación o Policía Antioquia. De Policía Antioquia nos manifestaron que iban a presentar el caso a sus superiores para aclarar si la recompensa se habría ofrecido por Policía Antioquia o Gobernación; y por parte de la Gobernación de Antioquia, nos dijeron que iban a escalar el caso en secretaría de Seguridad y Justicia, pero parece que lo dejaron elevado, porque no hubo respuesta.

“En muchos de estos casos se están robando la plata. ¿Cómo hacen para entregar las recompensas con esta tramitología? Si en este caso que es tan evidente y él hace todo el trabajo con prueba y no se la entregan, ¿cómo será con los demás casos que sean difíciles de comprobar?”, cuestiona Carlos Arcila, representante del denunciante.