¿Y ahora quién podrá informarnos?
¿Y ahora quién podrá informarnos?
Ningún medio en Colombia se puede lavar las manos diciendo que puede investigar cualquier tema de coyuntura periodística, porque cada uno de ellos tiene su pecado, y es que si mi primo o mi hermana es empresaria ¿cómo voy a ir en contra de lo que me está dando la vida buena? Que no es lo mismo que la buena vida. Por eso, aunque nuestra profesión no suela ser lo más rentable para los dueños, el prestigio puede cubrir o servir de fachada para todos los negocios que se mueven por debajo.
Hay dos postulados: el primero de la escuela del periodismo anglosajón, según el cual, la profesión deberá ser el cuarto poder que regule los otros tres: el ejecutivo, el legislativo y el judicial, que por obvias razones sabemos que en Colombia es un idilio al cual muchos periodistas se montaron desde la decisión de ejercer la profesión, pero es una utopía como soñadores nada más. A este tipo de periodismo le corresponde informar al público de una manera objetiva sin tomar partido en las noticias y dividir claramente la sección informativa de la de opinión. Aunque también puede caer en la típica parquedad de no profundizar en los temas, y limitarse únicamente a pasar los comunicados como un boletín institucional.
La segunda teoría del periodismo denominada europeo continental, solo ve a la prensa como otro sector que hace parte de la lucha política, su objetivo principal es defender una corriente partidista o del gobierno de turno. A esta forma de periodismo, aunque lo nieguen los medios es a la que estamos atados los periodistas del país, además de agregarles oportunismo al mejor postor, doble moral y de orientar a la opinión pública para votar como en las anteriores elecciones.
Por eso todos los medios lamentaron cuando El Espectador cayó en manos del Grupo Prisa y Santodomingo (uno de los medios más serios en el pasado cuando enfrentó al narcotráfico de tú a tú), dentro del cual se encuentra Carlos Slim. ¿Este diario hablaría de los monopolios de la telefonía celular? Ni locos que estuvieran. El Tiempo fue a dar con Carlos Sarmiento Ángulo, el hombre más rico de Colombia, que además de todos los negocios que tiene, sobresale por su manejo de la banca, entonces ¿qué periodista que trabaje en sus huestes se animaría a decir que nuestro país tiene uno de los intereses más altos de tarjetas de crédito en Latinoamérica?
¿El Colombiano haría un trabajo serio de investigación sobre Agro Ingreso Seguro? Luego de que su exdirectora hubiese estado involucrada en dicho suceso ¡ummm! Déjennos dudarlo. Semana tradicionalmente de la familia Santos ¿destaparía los escándalos del gobierno actual? Y sino ¿por qué cerraron la Revista Cambio? El magazine más serio que dio el país, que puso en jaque el gobierno de Álvaro Uribe con investigaciones como: las chuzadas del DAS, los falsos positivos y la yidispolítica.
En estos tiempos de información y desinformación culpamos a los medios descargándoles toda la responsabilidad. Su aporte a la democracia debe ser hacer un trabajo serio sin fanatismos politiqueros, pero en vista de que eso no existe, la bola recae sobre los consumidores de estos grandes medios que tengan una visión crítica, en la que se incluya un análisis de la posición e ideología de cada uno de estos emporios de la comunicación para observar más detenidamente la realidad colombiana.
Existen otras alternativas y podemos utilizar estos diarios para saber de la información estatal. Los medios tradicionales pueden servir para entretenernos, aburrirnos y los más ociosos reírse, si lo prefieren. De todas formas lo seguiremos haciendo para informarnos del contexto nacional, pero invitamos a mudarnos a los medios independientes que permiten la oportunidad de interactuar y conocer otro tipo de información como lo son: Las 2 orillas con su nota ciudadana, a la Silla Vacía que facilita el entendimiento político (pese a su descache de solo citar tres candidatos al debate en las pasadas elecciones de la Alcaldía de Medellín), Con la Oreja Roja con sus análisis y opinión que ofrece análisis de contextos. Dentro de los medios tradicionales también hay buenas propuestas como Papel Salmón de La Patria, a Generación del Colombiano y a los Dominicales del Tiempo para aprender de verdad, porque en esta crisis del periodismo ¿quién podrá informarnos? La respuesta es clara, los medios independientes ofrecen otra perspectiva diferente fuera del gran negocio que manejan los grandes medios.
Absolutamente todos los medios tienen intereses: algunos podrán buscar reconocimiento por su buena labor, otros económicos y algunos más políticos. El caso, es que se observe detenidamente los intereses y las posiciones de cada medio para hacer una lectura crítica de los contenidos y de las tendencias que se manejan dentro del país.
Frases
Chomsky y Herman, “en un mundo donde la riqueza está concentrada y en el que existen grandes conflictos de intereses de clases, los medios de comunicación sirven para movilizar el apoyo (social) en favor de los intereses especiales que dominan la actividad estatal y privada”.44 Noam Chomsky y Edward Herman, Los guardianes de la libertad: Propaganda, desinformación y consenso en los medios de comunicación de masas, Barcelona, Grijalbo, 1995, p. 67.
“En primer lugar, la permeabilidad o articulación de la institución periodística a los intereses dominantes pasa por el hecho de que medios como periódicos, canales de televisión, revistas y emisoras radiales son, ante todo, empresas privadas en una estructura oligopólica de la propiedad y dependientes de los flujos de capital que garantiza la pauta publicitaria” Orden contrainsurgente pag 438.
“Más allá de la estructura de la propiedad, la dependencia de la pauta publicitaria para la reproducción y rentabilidad del medio informativo condiciona la producción informativa —desde el discurso hasta la agenda setting— y convierte la prensa en comercial”, “Propaganda y desinformación contrainsurgente: legitimidad y verdades en disputa”.
“Si he tenido algún éxito ha sido porque, en lo que respecta a mi trabajo individual o al placer, nunca me he tomado el periodismo como un negocio. Desde mi primera hora de trabajo, y a lo largo de los casi cuarenta años que han seguido después, he considerado el periodismo no sólo como una profesión, sino como la más noble de todas las profesiones. Siempre he sentido que estaba en contacto con la mente del público y obligado a hacer algo bueno cada día. Probablemente haya fracasado, pero no ha sido por falta de esfuerzo” Josep Pullitzer.
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