Comunicadores de la Alcaldía de Medellín: solo son cuota política

Trabajar con el Estado ¿quién no quisiera? Tener buen sueldo, facilidades para acceder al préstamo de una vivienda y gozar de miles de privilegios de los que solo gozan quienes están en el sector oficial. Algo que para los ciudadanos de a pie se logra con años de esfuerzo, lucha y trabajo constante.

Pero ¿qué pasa cuándo abunda más la cuota política que la meritocracia? Lo decimos por los constantes inconvenientes que hemos tenido con los comunicadores de la Alcaldía de Medellín, quienes obstruyen el proceso de información y son una puerta cerrada que no facilitan el trabajo periodístico, en vez de ayudar, se hacen los locos o prefieren omitir las preguntas a los secretarios de despacho.

Es más, siempre pedimos los contactos de los secretarios, pero desde prensa de la Administración Cuenta Con VOZ, siempre nos dan el número de un comunicador que seguramente no tuvo derecho a pagar piso como periodista y llegó por sus nexos con las mieles del poder, algo que nos pasó con: Espacio Público, Secretaría de Educación y recientemente con Planeación Municipal.

Hasta de pronto les convendría dar respuesta o aclarar lo dicho, aunque del secretario de participación ciudadana, Andrés Bedoya, no lo podamos decir porque siempre quedaba en devolver la llamada, pero esta jamás regresaba ¿andaría de paseo?

No somos los únicos que manifestamos inconformidad con el hermetismo oscuro y secreto de la Alcaldía en muchos temas, seguramente no andan bien, porque la anterior administración de Aníbal Gaviria que fue mala como ella sola, aunque sea tenía un buen equipo de comunicaciones que no buscaba dificultar la labor periodística.

A esto se suman los recientes errores de ortografía y el sacudón a los funcionarios por esos desaciertos que valen miles de millones, para una secretaría que maneja un presupuesto de 15 mil millones de pesos solo para este 2017, y será aún más paradójico que esta Alcaldía sea quien patrocine el Festival de Gabo, a quienes no se toman ni la modestia de responder por los errores administrativos que perjudican a la población.