La podredumbre del Uribismo en Antioquia
Fecha: 03/01/2025
Por Andrés Ríos
La era contemporánea trajo una realidad de a puño: El colombiano amará sus propias cadenas y se enorgullecerá de ello. Es lo que le pasa a nuestra sociedad antioqueña, que prefiere vivir con la droga de la alienación y doparse para no ver lo que nos está carcomiendo, es algo así como valor positivo al narcotráFICO, porque es lo que nos ha dado de comer, pero que es lo que nos ha exterminado al mismo tiempo.
Libertad, orden y “paraguas” pareciese ser nuestra religión. Que el principal candidato del uribismo, representado en FICO, tuviese su primer escándalo con la financiación de la empresa BANACOL, quien tiene nexos con la mafia `NDrangheta` por envío de coca a Italia, es un claro ejemplo del apoyo consciente o inconsciente de nuestros contertulios a los muñecos del padrino.
Antioquia es un pueblo materialista que lleva su sufrimiento en silencio, que se percibe como una isla estadounidense con la compra del sueño americano. Teniendo nosotros mejores comidas, recursos naturales y lugares para convivir. El único dilema es que ahora se pelea contra los narcos invisibles sin rostro (que las autoridades nunca logran develar) y además no hay suficiente masa crítica con quién pelear a favor del territorio, porque nuestro filósofo antioqueño nos dejó en evidencia con una frase típica de balcón: “Plata es plata”.
Este primer año de Fico sin logros, ambiciones, solo con una lucha partidista, militante y de conveniente rifirrafe con el Gobierno Nacional por y a favor de los demoníacos, configura una vitrina para seguir ganando adeptos sin cerebro que siguen repitiendo las arengas de la corporación mediática de los grupos financieros y/o económicos, como: “Todo es culpa de Petro”, “Fuera Petro” o la que se escucha a ciudadanos que no leen “era mejor el gobierno de Duque”. Y claro, cómo negarlo, el cambió no funcionó en tres años y posiblemente tampoco se vaya a lograr en uno, lo que aumenta la expectativa del giro hacia un gobierno más recalcitrante, por eso hay que volver a resaltar que fue infinitamente más corrupto, violento y leguleyo el gobierno del corazón con la mano firme.
Si miramos para la otra baranda de nuestros noqueadores antioqueños, encontramos a un muchacho de bien como Andrés Julián Rendón, un tipo de carisma, querendón y dignísimo como para presentar en cualquier casa de familia, pero como tanta luz atrae también tanta oscuridad, no fue casual que nombrara como secretario de seguridad a Luis Eduardo Martínez, a quien cariñosamente llaman como veneno, a quien se le acusó de tener nexos con los actores de la fauna criminal, incluso con gente tan entrañable como la Oficina de Envigado o el clan Cifuentes Villa del Cartel de Sinaloa.
Nada extraño o macondiano que la opinión pública haya celebrado los frentes de seguridad que anunció el gobernador, donde casualmente, se van a llevar a cabo las obras de desarrollo, que siempre implican renovación humana; no urbana ni rural. Nada raro que sigan aplaudiendo las vacas flacas que patrocina el Clan del Golfo y nada extraño que los medios tradicionales de turno sigan siendo un megáfono de las hazañas de estos héroes de los bolsillos de los grupos económicos, que nos pusieron a vivir en el mundo feliz de Aldous Huxley, pero que a quienes se salen de la norma, los obligarán a vivir la realidad totalitaria orwelliana.
La imagen más gráfica de este gobierno parroquial es el secretario de cultura demostrando que no sabe qué es una biblioteca o que durante esta Alcaldía se haya encontrado restos de los desaparecidos en la comuna, como consecuencia de las operaciones promovidas por El Padrino o Chiquito Malo que tanto afecto genera en nuestra comarca. ¿Cómo el cambio no funcionó, daremos el giro hacia el cambio en reversa?