Reseña de un despojo a los habitantes del barrio San Luis | por los derechos humanos

Reseña de un despojo a los habitantes del barrio San Luis

 

Fecha: 17/10/2024

Por: Juana Cardona

 

En el año 2012 EMPEZARON LAS OBRAS DEL TRAVNVÍA DE AYACUCHO. Un medio de transporte, que según los cálculos de la época, beneficiaría a 360 mil personas del centro oriente de Medellín, sin embrago el proyecto también afectó 170 viviendas del barrio San Luis, en la comuna 9 (Buenos Aires), por lo menos 25 familias hicieron resistencia en el sector a pesar de haber recibido la orden de desalojar y afrontaron la expropiación por vía Administrativa.

El barrio San Luis es un barrio de calles empinadas y casas alineadas como escaleras, está ubicado en el centro oriente de Medellín, entre las calles 49 y 50D, cerca del centro comercial La Central, de la unidad deportiva Miraflores y en medio de las estaciones de las estaciones de Loyola y Alejandro Echavarría del Tranvía de Ayacucho.

“Con algunos techos caídos, muros agrietados, banderas de Colombia polvorientas, hay varios carteles en ventanas, postres y balcones con frases “ somos víctimas del desarrollo, en una pequeña barrera de cemento negra está escrito con letras grandes “ el Metro nos Robó” aparte del periódico la Urbe de la universidad de Antioquia, y galardonado por los premios que entrega Comfama en estos casos, en este periódico podemos encontrar llamados de las voces de la extinguida comunidad de San Luis “Buscar consuelo por allá muy lejos, lejos de san Luis”. “ voy a contarles una historia bien contada, lo que ha pasado aquí en el barrio de San Luis, un día pasó el tranvía de Ayacucho con la mentira de que quedábamos muy bien.

En 1970, Manuel Tiberio Toro y Margarita Puerta junto a sus 13 hijos e hijas, fueron la primera familia en asentarse en aquellas mangas de la franja de Buenos Aires. El señor era Zapata, con la ayuda de sus hijos construyó una casa para sus familias sacando arena y piedras de la quebrada Santa Elena, esta misma situación la vivieron las familias que construyeron el barrio.

Belarmina Cardona, es mi madre llegó a vivir al barrio San Luis, ella venía del municipio de Abejorral, nacida y criados en este municipio del oriente antioqueño, nunca dejó la costumbre de cuidar la tierra y sacarle frutos en el tercer piso de la casa que tenía un galpón de pollos y de gallinas ponedoras y una huerta casera, ahora vive con su hija Juana y su yerno en una casa en arriendo que paga el metro…

 

Antecedentes del caso

 

Cuando empezaron las obras del tranvía de Ayacucho en el año 2012, fueron muchas las familias afectadas con el desarrollo, en el barrio San Luis, sector aledaño al centro comercial La Central, se registró el daño mayor, no dejando de reconocer que antes de llegar a este sector se pasa por la urbanización Loyola, donde también se produjo daños estructurales, pero allí levantaron muro de contención, quizás porque quienes habitan estos apartamentos ostentan una postura socioeconómica mejor, mejor estrato y mejor calidad de vida. No fue así en el sector circundante que se fue un barrio de autoconstrucción y que su estrato cambia y las condiciones son un poco menos favorables. Allí este barrio sufrió agrietamientos, solo una casa se desplomo. Y a pesar de llevar más de 13 años de este desalojo y estar estas casas, deshabitadas sin el calor humano, sin mantenimiento y sin cuidado aún no se han caído.

Solo la utilidad pública que decreto para el sector Federico Gutiérrez, en ese entonces, también alcalde de la ciudad y que para beneficiar su aliado el Metro, el Isvimed y el desarrollo de un contrato interadministrativo generó la expropiación administrativa. De la historia de San Luis y el daño ocasionado por el Metro con la construcción de la vía del tranvía de Ayacucho, mucho se ha dicho y poco se ha hecho.

1) Una utilidad pública acomodada.
2) Un daño colateral en la construcción, el barrio no se necesitaba para la construcción de la vía.
3) Los estudios geotécnicos de la Universidad Nacional concluyen que algunas casas se podían repotenciar y otras no, sin embargo afirma que el daño lo ocasionó la construcción.
4) No es cierto que sea una zona de riesgo, como en condiciones topográficos de la ciudad algunos episodios de deslizamiento en una vivienda que fueron subsanados.
5) Nadie niega que la ciudad de Medellín es cruzada por fallas geológicas, en este caso toda la cuidad estaría a riesgo.
6) Las comisiones accidentales no alcanzaron a satisfacer la necesidad de los habitantes de mantenerse en el sector, de arreglar las viviendas, de activar póliza de seguros, solos y en camino a cumplir la política de reordenamiento territorial, argumentado la estructura urbana no uniforme, con diseños antiquísimos y sin estética para una ciudad promisoria de destino turístico.
7) Varias familias se enajenaron voluntariamente por desconocimiento de la ley.
8) Otros amedrantados con la ley a favor del Estado.
9) Sacaron varias familias en arriendo temporal, y ganado por acciones de tutelas.
10) Arriendos de más de 8 años sin definir la situación.
11) Expropiación administrativa con ofertas por debajo del valor real comercial de la vivienda.

Hoy quiero presentar más bien un relato de las posibles afectaciones del daño a la salud física y mental de los habitantes en el barrio San Luis, ocasionadas durante y después de la construcción de la vía del Tranvía de Ayacucho, sin que ello implique haber recurrido a cifras estadísticas, o investigaciones científicas. Es más bien, tomado de la sabiduría popular, de los aprendizajes que solo nos da la vida , cuando se vive en familia y en comunidad se aprende a conocer al vecino en la alegría, en la mirada y su forma de relacionarse, por eso hoy pido perdón si alguien en lo profundo de su corazón se niega a hablar de lo que ha significado su pérdida, lo que ha significado el atropello y tantas cosas que a veces no queremos que nadie sepa, pero que el alma y corazón nos delatan. Perdón porque hoy lo hago Público, pero guardaré respeto por sus nombres y yo les llevaré en el corazón como los héroes que también
estuvieron en la lucha.

“Guardar Silencio es también una forma de protegernos”

Las relaciones familiares tienen su origen en la familia. Y por eso es tan importante para los seres humanos cultivar la familia y sus relaciones. De tal suerte que resulten ser relaciones armónicas, que favorezcan la salud mental de sus integrantes y para ello se acude a la solidaridad o a los valores de la fraternidad y en conjunto a todas aquellas conductas que le faciliten una buena interacción de los unos con los otros, basadas en el respeto mutuo.

Sin embargo en épocas de expropiación el ISVIMED , EL METRO DE MEDELLÍN Y EL DISTRITO, rompieron todos estos principios de unidad, no les importó que familias enteras hoy se encuentren desintegradas, con ello quiero ejemplificar como la salud mental de algunas familias en el barrio San Luis resultaron afectadas, pues al romperse ese vínculo de relación familiar, es fácil deducir que ha desaparecido la armonía, la solidaridad, y la ayuda mutua y cuando se interrumpe esa cadena afectiva, se va llevando la tranquilidad de contar con otro que es su familia y que se espera de él, desde lo fraterno apoyo y compañía en los momentos difíciles. Pero hoy escuchamos frases como estas “no sé nada de ese señor, de esa señora, que ya ni se le ocurra decir que es mi hermana o que es mi tía, que es pariente en fin y a renglón seguido relatan cómo se quedaron sin casa. Se observa en sus rostros cansancio
soledad, rabia y tristeza, acaso, esto también no es pérdida de la salud mental?

Y todo ello, gracias a procesos mal direccionados por el ISVIMED, EL METRO Y EL DISTRITO, si no hicieron un acompañamiento solido de apoyo a las familias para elaborar esas pérdidas o afrontamiento de situaciones dolosas. En estos casos, se afectó la salud y el bienestar de las familias y es fácil deducirlo, no solo se rompió la estructura de la familia, sino también del vínculo, acaeciendo con ello la angustia, la zozobra y el dolor de haber perdido un techo y a su familia; con el pasar del tiempo las familias vamos necesitando del apoyo, no solo económico, sino también emocional.

Relaciones vecinales:

Estas se construyen en el tiempo y en la cercanía, pero llegó el METRO, EL ISVIMED Y EL DISTRITO y nos mandó a vivir lejos de donde tejimos nuestras relaciones vecinales, donde crecimos como familias y fuimos extendidos en el
tiempo hasta reconocernos como vecinos, un sello mayor que se adquiere con la civilidad es un parentesco social, que ofrece ayuda y solidaridad, pero lo rompieron y con ello se llevaron la tranquilidad para muchas familias, que
salían a trabajar tranquilos, a producir para llevar el sustento a su familia, convencidos que los ancianos y niños en su comunidad quedaban cuidados y acompañados. Hoy tenemos ancianos solos, porque la vida continúa, hay que
salir a producir, y entonces viene el sacrificio, quédate solita yo te llamo, en el trabajo en ocasiones ni tiempo queda para llamar, entonces el anciano aprende a vivir con su soledad y sus silencios, por momentos duermen de día y
como los bebés en la noche no dejan dormir, “ quiero hablar, quiero conversar” proponen hablar de historias de familias que se fueron del barrio, en fin hagamos digamos. Es solo el deseo de hablar y ser escuchado, cuál será
la salud mental del anciano solo, o del adulto familiar que lo tiene que someter a la soledad, ¿Cuánto vale un vecino más bien quien repara el daño de perder un buen vecino? También es fácil deducir la afectación de la salud mental de estos tipos de familia. Y esto ocurrió y ocurre en el barrio San Luis, donde la Expropiación no dio tregua al abandono, al rompimiento de las dinámicas familiares y con ello el resquebrajamiento de la salud y el bienestar, cuerpos que hablan, con dolores, somatizando la tragedia de haber perdido todo.

Liderazgos perdidos:

No es fácil aceptar que en los procesos de expropiación se sufre, pero hay que reconocer que en todas las comunidades, surgen líderes que promueven sus comunidades, pero que luego de mucho tiempo de tratar de mantener las comunidades consolidadas también terminan claudicando, porque no encuentran en los escenarios de las instituciones la democracia esperada y tan anunciada, son líderes que en su retirada también van bajando la guardia. Yo recuerdo, aún tengo el Eco, de alguien que a mi oído me dijo un día: «No luchemos mas Negrita, esto se lo llevó el diablo. Ellos no van a pagar más de lo que ofrecen, solo queda demandar», pocos días después su salud desmejoró y hoy ya no nos acompaña. «Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”. Nos lo recuerda Séneca un Filósofo Romano.

Enfermedades

Los altos niveles de estrés pueden aumentar la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Con el tiempo, la hipertensión puede causar problemas de salud graves, como accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos. ( OMS).

Es tan fácil deducir que familias en el barrio San Luis desde el inicio de la construcción de la vía del tranvía, pudieron asociar sus estados de ánimos al estrés que les producía el ruido de las máquinas, de la dinamita. Ayyy, cómo olvidar que con ella agrietaron nuestras viviendas y anunciaron el desalojo y posteriormente la expropiación, pero con ello también llegó la intranquilidad, el estrés por no saber si lo que le pagaban a algunas familias era lo justo, o donde se tendría que buscar el dinero para comparar una nueva morada, algunas familias han perdido a sus seres
queridos esperando que les llegara el dinero para comprar su nueva casa, cuál será la afectación de la salud mental que ha quedado en la orfandad de su esposa e hijos, se marchó y no supo si el ISVIMED PAGÓ o no pagó, y tampoco conoció su nueva casa… Tampoco otros alcanzaron a ver la justicia de su parte.

Testimonios:

Tomados de las interacciones vecinales. ( no se exponen nombres)

– «No se como explicar la rabia, el dolor y la impotencia que siento con el Metro y con el ISVIMED. Quisiera enseñarle a Federico Gutiérrez a ser hombre, le provoca a uno es hasta matarlo». “Palabras de dolor”

– «No es justo salir de mi territorio humillado, despojado, todo mi trabajo, todo lo conseguido se lo quedó el ISVIMED y el Metro».

– «No vale la pena ya nada para mí».

– «Solo quiero mi casa».

– «Si logro llegar hasta tener una nueva casa después de esta expropiación, cuídela
que es el símbolo del amor de la familia».

– «Ya no me da sueño, tampoco ganas de cuidar mi presentación personal, me he
vuelto inapetente, yo solo quiero mi casa… Es fácil deducir que existe una
afectación a la salud mental de las familias en el sector».

– «Yo sé que con la ayuda de Dios, ganaremos porque lo justo es justo, porque es muy justo que me paguen mis dos casas y no me abandonen a la merced de la vejez sin nada, después de haberlo tenido y trabajado, ¿acaso no es esta una manifestación de auxilio? Y cuando esto ocurre, es un llamado de las personas que aclaman sus derechos, en otros momentos, la familia evade encontrarse con los grupos que hablan de esta pérdida, como si no hablar de ello le aliviara el alma».

– «No quiero estar en reuniones, personas que van manifestando cansancio por la lucha, por la espera, evadir, hablar de los temas que nos hacen daño; puede ser un gran riesgo para la salud, pues hay cargas emocionales que el sujeto no es capaz de afrontarlas y esas emociones que no se tramitan adecuadamente fácilmente permean la salud mental».

– «Jóvenes que después de haber tenido una vida laboral, hoy se resguardan entre las paredes de lo que aún reconocen como su espacio propio, desafiando con sus actos a cualquier intruso que pretenda vulnerarlos, negándose a enfrentar un desarraigo».

Redes de APOYO:

El metro y el ISVIMED, fueron más crueles que la pandemia, son palabras de una de las familias vecinas del sector de San Luis, el sufrimiento de las familias de este barrio que ha estado marcado por el atropello de estas dos Instituciones el Metro y el ISVIMED, pero hasta el COVID fue benévolo con nosotros, no se conoció ningún caso
en el barrio de COVID , pero como duele tener que permanecer separados de la familia porque las condiciones del barrio actualmente deshabitado ya no queda a quien pedir un favor de cuidado para alguna necesidad o urgencia, estamos solos, solo escasas 15 familias aproximadamente habitan un barrio donde vivieron más 375 familias.

Ya no vive nadie en ella dice una vieja canción, y lo más grave es observar a familias que les quitaron todo, sus casas, sus indemnizaciones, y como si fuera poco la tranquilidad y el bienestar por siempre, jamás una familia podrá olvidar que le fue sacada de su territorio, atropellada en su dignidad humana, siempre estarán acompañadas de la tristeza y dolor de la pérdida, esto reafirmaría que la salud emocional de las familias del barrio San Luis quedará por siempre afectada.

SEREMOS DESPOJADOS, DESARRAIGADOS Y ROBADOS POR EL METRO Y EL ISVIMED, PERO JAMÁS DOBLEGADOS.